Mansión de Friedrich Hënzel y Anika Della Rossa.

Me removí riendo.
-Entonces me temo que nunca te harás travesti,porque te tendré amarrado a mi lado siempre-dije entrecortadamente entre carcajadas.-Que pena...sería increible verte con falda y maquillaje.

Me salian lágrimas de la risa.
-¿Ah no?Pues yo te veo-le cogí las manos para que parara con las cosquillas,colocándome encima suya-Soy mas fuerte que tu.-reí.

-Nadie te salvará de mi-reí,besándole el cuello-¿Te puede una mujer embarazada?Qué flojo...

-¿Otra vez te haces el dormido?Así no tiene gracia vencerte...-me giré y caí a su lado en la cama,sonriente.

-¿A dormir?Vale...-me abracé a el-Si quieres dormir vale...-murmuré.

-Dormilon...-me quejé con una sonrisa.
"Yo no quería dormir..." pensé,pero me quedé dormida con el.

Me desperté de repente,después de una pesadilla.Le ví a mi lado y me tranquilicé.
-Despierta...-le susuré.

Le abracé fuerte.
-Nada,he tenido una pesadilla...ya pasó-le besé en la frente.Tenía un presentimiento extraño...

Le miré mordiendome el labio.
-No hace falta que vayas...-murmuré sin dejar de mirarle,preocupada.

Miré el camino por donde se fué,y me quedé pensativa.El mal presentimiento no se iba...Pero sacudí la cabeza,intentando quitarme la idea de la cabeza.Me asomé por la ventana y le grité:
-¡Te quiero,vuelve pronto!-y le ví marcharse...

Pasaban las horas...y no volvía.Recorría toda la casa de arriba a abajo nerivosa...¿Le habría pasado algo?Sacudí la cabeza,intentando quitarme esa idea.Tenía que estar bien...o puede que no.
Entonces sonó el teléfono del piso de abajo.Me entró un escalofrío que recorrió mi espalda,tenían que ser malas noticias.
Bajé corriendo hasta encontrarme frente al teléfono.No paraba de sonar,pero estaba indecisa.Mi mano se acercaba poco a poco al auricular,hasta cogerlo.Cogí aire y me lo puse al oido.
-¿Diga?-dije nerviosa.
-Perdone,¿es usted Anika Della Rossa?
-Si,soy yo...¿Qué sucede?
-Llamo del depósito.Su marido es Friedrich Hënzel si no me equivoco.
Tragué saliva.
-¿Le ha pasado algo?¿Que ha ocurrido?-mi voz sonó algo desquiciada.
-Siento comunicárselo señorita,pero....su marido ha muerto.
No dije nada.Aferré con fuerza el auricular,como en estado de shock.No,no,no...
-¿Señorita,está al telefono?-repitió la voz del teléfono un par de veces,hasta que conseguí articular algo.
-No puede ser...se habrán equivocado...-tartamudeé.
-Es el señorita Della Rossa...llevaba su documentación encima,puede venir a reconocerle.Mis más sinceras disculpas...-antes de que terminara colgué precipitadamente.Me caí al suelo de rodillas,sin creerme lo que me habían dicho.Más tarde las lágrimas salieron de mis ojos,que poco a poco se convirtió en un llanto terrible.¿Pero como...?¡No podía ser,no!
Las fuerzas se me fueron,no me podía ni mover...no...

Oí que llamaban a la puerta.No estaba como para recibir a nadie...estaba realmente mal.
Pasó largo rato hasta que contesté.
-¡Esta abierto!-grité,sollozando desde el sofá.

Entramks
-Anika?- susurre, mir andola, -Anika- me acerque a ella, -Que sucede?- susurre, su llanto me daba mala espina... Un presentimiento algo fatalista me embargo, -¿Donde esta Friedrich?- murmure con un hilo de voz

Al oir su nombre mi llanto aumentó,sin atreverme a mirarla.
-Esta..esta...-no me llegaba la voz-Ha muerto...-se me quebró la voz,me levanté y la abracé.

Levanté la mirada y ví allí a un chico.Se parecía a él...pero mas joven,mas o menos como yo.
-¿Qui..quien e-eres...?-balbuceé,mirándole desde el hombro de Angelus.