Edificio general

Llegé a la área Rusa rodeada de muchos de mis hombres y alguna que otra mujer. Estiré mis brazos e hice que me dejaran sola. El edificio estaba decorado como una casa de principios del siglo XX. Subí en el ascensor dorado a la última planta donde habían dos hombres más en las puertas. Los miré de arriba a abajo y entré al despacho dando un portazo. Me quité la gabardina negra y la dejé en el sofá. Luego me acerqué al escritorio de Mark y di un golpe en él.
-¡Estos italianos, están en todas partes! ¡Por no armar hoy un alboroto he tenido que rodear toda la ciudad! Dime, Mark... ¿Qué tienen ellos que no tengan los rusos? ¿Qué más inventaron a parte de la pizza y la pasta? ¡Oh, que invención tan genial! Hecho de menos mi Moscú con sus copos de nieve. ¡Esta ciudad plagada de ellos es escoria!
Lo miré con enfado, cosa que no tenia por qué pagar con él.

La miro y meneó la cabeza hacia los lados-No pierdas los nervios querida-se levantó con cierta lentitud y se acercó a ella-Acabaremos con toda esa escoria-setenció-Solo necesitamos tiempo

-Tiempo... -repetí antes de reír sin ganas- No tenemos tiempo, Mark. Buscan venganza por aquel patán fallecido. Muchos rusos han caido y no puedo permitir que más mueran. Les superamos en número pero ellos en planes...
Lo miré a los ojos y rodeé su cuello con mis brazos mirándolo con seriedad.
-...Pero te juro por nuestra Rusia... Que venceremos y que pagarán todos sus daños hechos durante años con el sufrimiento, la agonía y la muerte.

Jugueteó varios instantes con su pelo y sonrió con un brillo en sus ojos.
-Los heridos no seremos nosotros.

Asintió con la cabeza-Pero tenemos hombres importantes que tampoco quiero que salgan heridos

Arqueé una ceja con una sonrisa y asentí finalmente separándome de él y sentándome en el sofá en una postura muy elegante y respetable. Me serví un poco de vino y lo bebí con lentitud.
-No saldrán heridos -aseguré.

La miró y se sento de nuevo en el escritorio-Hay que andarse con cuidado-dijo con suavidad-hay que hablar con nuestros hombres

Di un sorbo a la copa del vino más exquisito que había en ese mismo instante en el despacho.
-Mientras permanezcamos en nuestro territorio, tendremos tiempo para pensar.

Asintió con la cabeza-Hay que permanecer juntos-la miro de nuevo fijamente-reagruparemos a todos,y planearemos algo

Pasé mi dedo índice por el delicado cristal de la copa y asentí durante varios segundos con la mirada fija en el suelo.
-Está bien. Una noche de esta semana, la que quieras. Deberemos planearlo todo. Y deberemos de tener varias opciones para quitarnos a la hija de ese patán muerto... Lilith... Sí... Esa italiana y sin olvidarse de la otra, Alessandra. Cuando muera estarán todos muy desorientados...

Revolvió el escritorio-No hay que olvidarse de Giancarlo-seguia revolviendo el escritorio-Está al mando junto Lilith-la miró durante un instante-matar a dos de una sentada podría ser nuestro final

-Es cierto... Hay que matarlos a todos... Pero también hay que tener paciencia.
Sonreí maliciosamente.
-Creo que ya será hora de volver a llamar a Bryan... Necesitaremos su ayuda.

Rodó los ojos-Nunca vi a un chico tan dispuesto a matar-suspiró-Pero si..será hora de llamarlo

Suspiré.
-¿Qué esperabas? Nuestros padres eran muy amigos del suyo... Y además... Ha debido de salir igual que a él.

Se levantó de la silla del escritorio-Lo sé-se acerco y miro tras la ventana-La calle esta demasiado tranquila

Me acerqué junto a él a la ventana.
-No por mucho tiempo -musité entre dientes.

Clavó la mirada en la calle-Me pregunto quien asesinó al capo de los italianos

Suspiré.
-Algún otro enemigo. No desde luego nosotros.
Arqueé una ceja y miré a las pocas personas que paseaban por la calle.
-Podría haber sido cualquiera.

Asintió en silencio y despues la miró-Ahora no importa eso ya-dijo con suavidad-Fue la escusa perfecta para entar en armas con los Italianos

Giré mi cabeza y lo miré a los ojos sonriente.
-Sí, y la escusa perfecta para poder acabar con ellos en cuanto nos organicemos...

Colocó un mechon del pelo de Vera tras la oreja-Hay que ver como tiran nuestros otros negocios

Puse los ojos en blanco.
-Nos deben demasiado dinero...

Ahogó un suspiro-Mandaré a alguien para que cobre