Haciendo Tiempo [Libre]

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 6:49 am

Estaba sola, el sol comenzaba a esconderse por detrás de los viejos edificios victorianos de las afueras de Paris. Todo el esplendor de aquella ciudad iba desapareciendo hacia las afueras donde el aroma de las flores era reemplazado por extraños olores nauseabundos, la gente no iba altiva y con lujos. Mendigos, desarropados. Pandillas y miedo. La desconfianza se denotaba en los rostros de las personas mientras camino con la leal soledad por las viejas calles. El color blanco comenzaba a mezclarse con el gris. Viejos papeles tapizan las paredes, propagandas, canutos de cigarrillos y culos de botella son los seres que usualmente se hacen lugar en las calles de las afueras de la ciudad que para algunos era de ensueño, pero para mi no era más que un pasillo tras otro de cemento donde la gente transitaba y desaparecía, remarcando lo efímera que era la vida. Su vida, la mia no tenía principio ni fin. Decidí olvidarlos. Más bien, nunca recordarlos ni fijarme en nadie como para hacerlo.

Mis viejas zapatillas converse negras se suceden una tras la otra siguiendo una línea recta imaginaria frente a mi, terminando de enmarcar mi figura alta, desgarbada y quizá algo escuálida. Mi piel pálida resalta contra la oscuridad naciente. Para algunos era el fin del día, para otros el comienzo. Pero en mi caso, era todo un círculo vicioso, no tenía principio ni fin. Podía tener más o menos luz, pero nunca sería muy importante el momento ni el lugar. Mis pasos se detienen frente a una vidriera rota, cuyos vidrios sucios reflejan a medias mi imagen, devolviéndome a una joven con ojeras, cabello enmarañado y maquillaje de hace varios días que enmarcan un par de ojos que daban de temer.

Una mirada retorcida, pícara, misteriosa, pero a la vez ausente. No estaba dentro de mi ni jamás lo había estado. Solo cuando la presión era demasiado podía ver las cosas desde otra perspectiva. Pero por ahora solo seguía la vía descarrilada de un tren que no hacia más que caer por un acantilado. Mi mirada queda centrada en aquel reflejo extraño que me devolvía, tratando de analizarla. Miro el reloj mientras saco una cajetilla de cigarrillos. Totalmente aplastada, me quedo con ella en la mano mientras mi mirada rota hacia el cielo sin estrellas, sin luna, solamente oscuro, dejando mi cabello algo enmarañado caer por mi espalda. Todavía no era hora y no había nadie a la vista.

por Diego Armando Sáb Sep 19, 2009 7:12 am

La sala del hospital del centro de París. Ahi estaba yo, en un mundo de sueños oscuros. Llevaba en ese lugar 5 años durmiendo por culpa de una bruja maldita.

Claro que eso fue hasta que a mi olfato llego un peculiar aroma, amargo y muy conocido... era una taza de café. Abri los ojos o eso pense, algo andaba muy mal conmigo mire a un costado pero en vano. Me talle los ojos y nada... no era cierto... yo... estaba ciego.

Me levante de la cama temblando y soltando un enorme grito que llamo la atención de todo el hospital.

-¡Sueltenme!- me agarraron entre varios mientras un hilillo de sangre me recorría el labio -¡DHALIA!- mi mundo se calmo al sentir un liquido penetrar mi cuello.

Un año exactamente habia pasado de aquel incidente que me habia despojado de todo aquello que para mi era el significado de la vida. ¿Cuál era mi objetivo ahora? Esa respuesta era tan desconocida como el sabor que tendria la mezcla 108. Me gire caminando por una vieja via de tren mirando el rojizo panorama frente a mi. El cielo era rojo blancoso y las paredes negras. Pero como ya me habia acostumbrado a decir, en mi mundo el color rojo no existia.

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 7:20 am

Las paredes recorridas por grietas y restos de pinturas pasadas. Viejo pasatiempo de jóvenes que vieron crecer la oscuridad de aquellas paredes dejando sus signos. Símbolos, señales, recuerdos de cosas pasadas. Nada de eso me importaba ni tampoco estaban presentes en algún lugar que pudiera o quisiera alcanzar en mi mente. Pero en mi cuerpo, las marcas eran imposibles de quitar. Más de una vez había tratado de despertar atraída por el dolor nuevamente a la realidad. Pero la pesadilla seguía siendo vívida tras mi retina. Mientras mi cabeza sigue un torbellino de ideas que niegan el orden natural de las cosas, mis manos sacan el último cigarrillo que había resistido a mi crisis nerviosa.

Fumaba porque si, porque era algo más allá de mi, porque era un vicio, mi cuerpo lo pedía, me hacía sentir llena, con algo en mis pulmones. Seguía rota por dentro, gritando, sin rumbo ni destino. Sin objetivo salvo el de no dejar de ser fiel a mi misma. Pero había un problema, no sabía que era lo que realmente quería. Seguía a la mafia por tener lugar de pertenencia, pero había dejado bien en claro que no era una mula de carga o encargo. El pitillo descansa sobre mis labios mientras mis manso buscan el mechero sin moverme un paso frente al espejo. Mirando a esa extraña que en cierta forma se parecía a mi, o era un fantasma de lo vivido.

Cuando la primer pitada llena de humo cálido mis pulmones, mis ojos se cierran bajando nuevamente a aquella calle olvidada y abandonada en la cual pocos se atrevían a marcar sus pasos. Había alguien más, por lo que mis ojos se mantiene abiertos. No era temeraria ni valiente. Simplemente las cosas me importaban muy poco como para otorgarle valor necesario para hacer algo en respuesta. Hago tronar mi cuello estirando mis huesos de la nuca, relajada pero nunca bajando la guardia. Era violenta generalmente y esa no sería la excepción. Los tratados eran entre la mafia, no conmigo. Ese era mi problema, demasiado rebelde llevándome a ser un peligro para mi misma.

por Diego Armando Sáb Sep 19, 2009 7:33 am

Detuve mi marcha al percibir un olor fuerte que quemaba ligeramente el tabique. Tabaco, aquí habia alguien mas y estaba fumando justo enfrente de mi a unos cuantos metros.

Deje de mascar el chicle levantando la vista hacia aquella dirección y notar a una joven. Nadie solia pasar por aqui y los que pasaban sinceramente lo último que esperarian era a un trajeado con un aspecto como el mio.

Escupi la goma de mascar siguiendo el paso hasta estar lado a lado con ella pero sin despegar la vista de enfrente. Era otra rosa marchita en el jardín que llamamos mundo.

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 7:41 am

Desde lejos cierro mis ojos sintiendo como dientes truenan entre sí en un movimiento de aburrimiento centrado en una goma de mascar o caramelo que venía masticando el extraño. El humo había estado en mis pulmones quizá demasiado tiempo por lo que lo libero. Este sube en forma de espiral consumiéndose en el cielo que cada vez era más oscuro. La luna seguía brillando por su falta y las estrellas posiblemente invisibles por el smog de los turistas que venían a hacer sus sueños realidad. Meras utopías que afinaban la efímera línea entre la realidad y el sueño. La vida era un sueño y la muerte el dulce y amargo despertar.

Las rendijas de mi naríz se expanden dejando salir las últimas bocanadas de humo que terminan por morir en la inmensidad del espacio sin decir un lugar físico. Los pasos del extraño retumban por las viejas paredes cubiertas por historias anónimas cuyas huellas habían muerto con sus progenitores y sus acciones habían terminado hacia años, o posiblemente siglos. Miles de ellas apiladas una contra otras superpuestas. Una más una menos, a quien diablos le importaba mi vida. Vuelvo a dar otra calada sin importarme el gesto de aquel, pero su cercanía no me agrada. Demasiado desconfiaza o miedo de confiar. Ambas y sendas.

Doy un paso hacia atrás manteniendo una distancia del chico que sin pregunta ni gesto se pone a mi lado. Si yo lo hacía poco me importaba, pero que otro lo haga era ir contra mi propio espacio. Mi gesto se mantiene como si nada, como si apenas me percatara de su cercanía sin llegar a inmutarme mientras mis labios juegan con el filtro del cigarrillo disfrutando dle humo. Mis pulmones, mi corazón, mis venas y mi cerebro, todos los huecos llenos por ese momento de felicidad tan efímera que apenas era perceptible, pero la idea mental y física que generaba en mi era lo que llevaba a la calada subsiguiente creando una cadena infinita que se traduce en un vicio que no tiene fin dado que no pensaba terminarlo. Moriría de todas formas. Esta me la había ganado y poco me estimaba a mi misma. Si lo hacía, dado que me hacía respetar, pero siempre hablando de términos de salud.

por Diego Armando Sáb Sep 19, 2009 7:47 am

Sonrei casi invisiblemente remarcando mas el brillo que mi visor especial daba al escenario totalmente oscuro. Acababa de caer la noche y el cielo antes blanco ahora era un oscuro rojo carmesí. Gire la vista hacia ella, una pandillera fumando tranquilamente... pero en si habia algo mas de ella de lo que su apariencia de chica ruda queria dar a entender. Lleve mis manos a los bolsillos siguiendo mi paso por el abismal sendero. No necesitaba luz, veia perfectamente.

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 7:55 am

La felicidad abstracta y efímera. Nunca iba a alcanzarla y lo que experimentaba no era más que el reflejo de una idea pura que estaba más allá de lo que el ser humano sería capaz de entender o captar. Lo simple, lo relativo y objetivo. No objetivo sino subjetivo. La idea de universal. Todos conocían la felicidad, pero para concoerla también se debía sufrir para poder marcar la diferencia entre una y la otra. Sino la palabra y sentimiento de quietud y paz serían totalmente en vano. Mi felicidad encuentra su fin cuando el humo desaparece de mi interior saliendo por mis labios entreabiertos, gastados pero vivos. Solo tenía 17 años y había vivido más que cualquiera. Mi vida había sido dura y por su culpa yo ahora era así.

Mis ojos siguen alertas, denotando un brillo de la cara del chico que sigue su camino. La única alma en aquel pasillo cuyas hsitorias gritaban desde la sparedes. Un corredor como muchos otros, perdido en un laberinto. Cada uno se daba cuenta de su propia insignificancia y yo no era la falta a esa regla. Hacía tiempo que lo había descubierto y aceptado. Resignada a eso o mejor dicho, evitando resignarme mi vida se cargó de excesos y multas. Mi mirada lo sigue por unos metros hasta clavarse en un cartel.

No llamaba mi atención, era simplemente mi poca importancia hacia las cosas que pasaban por mi vida. El chico pasó y seguía en el corredor. Había sido un diálogo mudo. El silencio era un sonido aterrador pero no me importaba hablarlo. Es más, era incluso un mejor desafío. Mis dedos juegan con le pistillo del cigarro acariciándolo con las yemas de mis dedos como si se tratara de una joya única que pocos encontraban el mismo valor que yo le asignaba. Lo extraño y efímero captaban mi mayor atención. Dejo quieto entre mis dedos el cigarro casi consumido en vías de su muerte mientras la noche termina por caer, dejando todo sumido en la oscuridad. Incluída yo.

por Diego Armando Sáb Sep 19, 2009 8:00 am

Me detuve frente a unas escaleras de incendio y me sente alli mirando fijamente la lejana figura de la chica. Notaria que la estaba mirando dado que mi visor brillaba en la oscuridad y por eso es que podia ver a traves de ella.

Algo en ella llamo particularmente mi atención y era que sus ojos inexpresivos reflejaban un horrendo pasado... al igual que los mios que se ocultaban tras la máscara que el destino me habia puesto.

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 4:47 pm

La noche por fin termina de cubrir el cielo con un manto nublado del cual proximamente caerían pequeñas gotas molestas dispuestas a irrumpir la tranquilidad del aire homogéneo que había en aquel corredor. Un corredor de miles. El cielo era cambiante, y no siempre esos cambios eran bien recibidos. Pero lo cierto era que a mi no me importaba mucho, incluso caminar bajo la lluvia y sentirla corriendo por mi pálida piel corriendo mi maquillaje en forma de lágrimas negras saliendo de mis ojso dándome la apariencia de una muñeca maléfica no me disgustaba del todo.

Observo el oscuro corredor donde al fondo veo una extraña luz roja. Seguramente sería el extraño de antes pero no entendía de donde salía aquella luz. Un celular tal vez, o no lo entendía tampoco me molesto en hacerlo, pero comienzo a caminar en forma de zig zag dando una de las últimas caladad al cigarrillo. Carpe Diem, iba a disfrutarlo hasta el final dado que dudaba en encontrar un quisco pagano abierto a estas horas y menos en aquellos corredores perdidos y olvidados. Tal vez encontraría otras cosas, pero por ahora mi mente solo la ocupaba la idea del fumar comunes. Mis pasos repican contra el viejo suelo roto mientras la luz se hace más brillante.

Me freno a unos metros sin verlo en el fondo realmente. Doy una fuerte y última calada dado que el fuego ya estaba consumiendo el filtro y quedando mis labios. La despedida era tristre, y el vicio incompleto. Lo tiro al suelo, aplastándolo con mi zapatilla converse negra y gastada en el suelo abiréndolo. Dejándolo marcado. Otra pequeña historia para agregarle a aquel corredor.

por Diego Armando Sáb Sep 19, 2009 9:06 pm

-Acercate chérie- Susurre al verla acercarse siemdo guiada por la luz que irradiaba mi visor en la oscuridad. Sonreia retorcidamente hasta que se detuvo para pensarselo mejor. Quizas estaba pensando que hacer en caso de que pudiera tenderle una trampa. Lleve mi mano al regulador de luz cerca de la oreja y la atenuize un poco pero suficiente para que siguiera viendola.

Mi respiración era calmada, habia graffitis en todo este lugar pero esa ahora era irrelevante.

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 9:41 pm

-Si quieres dar órdenes cómprate un perro.

Gruño en un tono bajo y algo rasposo. No me gustaba que me hablaran. No me agradaban las órdenes o que alguien venga a decidir que acciones debía hacer con mi mente y mi cuerpo. Eran la poca cosa que me pretenecía a mi y solamente a mi. Lo único que podía manejar o aparentar hacerlo. Y por último, su intento de chérie en francés. No me agradaban lso halagos proque si, y menos el trato que se daba como si fuera cualquier otra rosa en un jardín primaveral.

Mis pasos se detienen usando mis talones como base de apoyo para girar 3/4 mi espalda y apoyarla contra una de las miles de paredes, esta con más colores que el resto de papeles viejos cuyos colores se escurren por entre la piedra del fondo que le sirve de sostén. La luz del extraño lo había alumbrado dejándome ver aquello que resaltaba, pero ahora mi espalda, apoyando mis escápulas contra ella. Mis ojos siguen abiertos y algo ausentes, una de mis zapatillas en punta, apoyando su base contra la pared como si fuera una bailarina. O mero aburrimiento.

Tenía que concentrarme en manetenerme calma. No tenía más drogas allí por lo que me quedaba un pesado camino a casa y la simpatía que intentaba el chico no me iba ni siquiera como aquel grafitti que quitaba la armonía depresiva de aquellas paredes.

por Diego Armando Sáb Sep 19, 2009 9:59 pm

-Hmph mocosa insolente- dije antes de quitarle la iluminación al darle la espalda y seguir el camino de ese oscuro callejón. Habia personas insensatas pero a esta niña la matarian rapidamente en el campo de batalla con esa actitud que tenía.

De pronto al fin sali a los barrios iluminados de Paris mezclandome con la multitud.

por Kaya S. Sáb Sep 19, 2009 10:03 pm

-Insolente, maleducada, testaruda y temperamental. Vete al maldito diablo!

Gruño para quedarme nuevamente sola en aquel corredor con sus paredes que captaban mi atención en un grado mucho más allá de lo que el tipo había hecho. Era una niña esconddia y aterrada, sino no se hubiera sobresaltado por el comentario de una chiquilla insolente como me había dicho y hubiera hehco oído sordo. No se tenía la confianza suficiente que yo si sentía.

Mis ojos se cierran pesadamente dejando caer mis párpados para girar mi cabeza hacia el cielo, cuyas gotas cubren mi cabellera dejándola más larga que antes, el frío y el agua que remarca la forma de mi rostro eran relajantes. Luego de un tiempo, si saber si fueron horas, minutos o años. Mi espalda se separa de la pared y sigo caminando por corredores interminables con mis ojos cerrados perdiéndome por las afueras de Paris con uan sonrisa en mi ensamble.

por Diego Armando Dom Sep 20, 2009 10:01 pm

Me pasee otro rato por esa transitada calle y mi vista se poso en una vieja cafetería. Tenia algo de sed y un cafe francés no seria malo para el paladar. Cruze la calle y me pase observando el lugar. Comocod y cálido contrastando con el frio que hacia afuera.

Me acerque a la barra para ordenar un café sin azucar y me fui a una de las mesas a observar el exterior.

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