Bar Vat House

Noto una mirada clavada detras de mi. Al girarme veo a un chico sentado en la barra observandome. No parecia un ruso. Le sonrio y de nuevo fijo mi mirada en la bebida.
Acabo mi bebida y le pido otra al camarero, esta vez con un J&B.

Angelus entró al bar a pesar de ser muy temprano
-Hola Malcom, buenos días- susurró al cantinero, quien de inmediato dejó lo que hacía para recibir a la pelirroja
-Angie de mi vida!- le tomó las manos por encima de la barra, -¿En que líos estas metida ahora?- la miró fijamente
-¿Yo?...- pregunto sorprendida la chica, -En ninguno.. por ahora, ¿que sucede Malcom?- se inclinó hacia adelante
El cantinero miró el establecimiento, raramente vacío a esa hora, le hizo una seña a Angelus y susurró
-Ayer vino un hombre... Por su acento, puedo jurar que es Ruso- clavó la mirada en la chica, -Preguntó por ti Angie...- susurró preocupado
La pelirroja cambió su sonrisa angelical por una expresión de franco desconcierto
-¿Ruso?- susurró quedamente, -¿Dejó dicho algo?- un extraño presentimiento se alojó en el corazón de Angelus
-Solo dijo su nombre, y que le encantaria volver a verte... ¿En que lios estas metida Angie?... Tu madre moriría de nuevo si supiera lo que haces-
-Mi madre no va a revivir- dijo acidamente la chica, -¿Cual era su nombre?-
-Andréi... Andréi Valeska-

La pelirroja palideció al oir nombrar al hombre que la había seguido desde San Petesburgo y Siberia... El aire comenzó a faltarle, se asió con ambas manos de la barra y cerró los ojos
-¿Angie... Angie, estas bien?- el cantinero cruzó de un salto la barra y la obligó a sentarse
-Si...- se aclaró la garganta, -Si Malcom, estoy bien- abrió los ojos lentamente, -Se bueno y tráeme un poco de esa ginebra tuya- sonrió
-Angie... es muy temprano...- le reconvino el cantinero
-Por favor...- susurró con su cara de ángel en desgracia
-De acuerdo- el cantinero suspiró y fue a la bodega por su botella especial de Ginebra

-Andréi... Así que esats buscandome- murmuró friamente Angelus, jugueteando con una pajilla; la campanilla de la entrada sonó, anunciando la llegada de alguien, la chica no se molestó en mirar quien era...

-Angelus Citta...- La voz le hizo estremecerse

Conduje por todo el centro de Londres, sin decidirme por donde empezar ese día, hasta que vi el muy conocido Aston Martin en la entrada del bar... Aparqué el auto y descendí, empujé la puerta del bar y la campánilla delató mi presencia... Ahí estaba, un ángel fugitivo de cabello rojo y piel de blanco mármol...

-Angelus Citta- susurré con voz suave, ella se estremeció visiblemente sin voltear a ver, caminé hacia la barra y me senté junto a ella, -Han pasado tres años desde que huiste de mi lado- sonreí y continué, sin darle tiempo a responder, -Me engañaste Angelus... Y todo por salvar tu patética vida...- sonreí al verla apretar los puños, -Sabes que tengo razón... No hubieras durado ni un minuto contra mi- clavé la mirada en ella, tomé su barbilla y la obligué a mirarme... Me hundí en esa profunda mina de esmeraldas que son sus ojos, con delicadeza, volteé las palmas de sus manos, observando atentamente los cortes en ellas
-Esto- señale las heridas, -Lo provoqué yo con una simple rosa- sonreí con desdén, -Me perteneces Angelus Citta... Desde hace tres años...- con firmeza tomé su rostro entre mis manos y acaricié su cabello, -Eres un hermoso trofeo... Y uno muy valioso- susurré en su oído, ella forcejeó sin exito

El cantinero nos interrumpió, le deje un billete sobre la mesa y tomé la botella de ginebra que traía
-Ahora Angie querida, vamos- susurré friamente, tomandola de las muñecas y empujandola fuera del establecimiento, montamos en mi auto y la mire antes de arrancar
-Tres años y aun eres hermosa cuando te enfadas- reí y arranque, alejandonos del lugar

Me abrumaba saber que mi vida era la más aburrida de las que estaban en esta ciudad. Llame al camarero y le pedi la cuenta. Me levante y salí del bar.

Entra en el bar buscando algo de información. Antes de seguir con su camino se sienta y le pide una bebida al camarero.
- Un Ron, por favor.
El camarero se lo sirve y el mantiene la vista fija en el libro de la chica que tiene al lado.
- Bonito libro.- susurra.

La devuelve la sonrisa y llama al camarero. Paga la cuenta y se va.