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¿Dudas? ~ Staff
¿Buscando Problemas?
2 participantes
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¿Buscando Problemas?
Offrol: Dado que es un rol de prueba para Maksim Steklov, que opta al rango de Capo Ruso, nadie mas puede intervenir, dicha partida será despues enviada a la papeler sin que tenga relevancia alguna en la historia.
Onrol:
Londres, Hyde Park, una fria y lluviosa mañana que no tiene nada fuera de lo común, excepto quizá que el amanecer aun no llega, las brumosas calles se mantienen en silencio aparente, como si supieran los sucesos que estan por desencadenarse, sucesos que quizá cubrirán de sangre las impolutas veredas de Hyde Park
Jonás: -¿Estas seguro de que él vendrá?-
Stefan: -Totalmente, los malditos rusos son enteramente predecibles, y mas si tenemos algo que el desea..-
El sujeto pelirrojo se encogio de hombros y miro el cielo tachonado de estrellas que, dada la niebla, dificilmente se podia apreciar.. ¿A quien esperaban?, nada menos que al Capo Ruso Maksim Steklov, ¿con que motivo?, el mas probable seria meterle una bala entre los ojos y terminar con un parasito menos, pero lo curioso aqui es que ninguno de esos hombres pertenece a una mafia, son asesinos a sueldo, contratados quizá por otro Capos como Angelus Citta o Wade Harbin.
Los minutos transcurren y las calles comienzan a despejarse de la niebla, el auto de Maksim parece acercarse y aquellos hombres se preparan, saben que, de cumplir su objetivo la paga sera cuantiosa, y de fallar, bueno, habrán dos cuerpos mas en el cementerio, su jefe no se anda con rodeos..
Onrol:
Londres, Hyde Park, una fria y lluviosa mañana que no tiene nada fuera de lo común, excepto quizá que el amanecer aun no llega, las brumosas calles se mantienen en silencio aparente, como si supieran los sucesos que estan por desencadenarse, sucesos que quizá cubrirán de sangre las impolutas veredas de Hyde Park
Jonás: -¿Estas seguro de que él vendrá?-
Stefan: -Totalmente, los malditos rusos son enteramente predecibles, y mas si tenemos algo que el desea..-
El sujeto pelirrojo se encogio de hombros y miro el cielo tachonado de estrellas que, dada la niebla, dificilmente se podia apreciar.. ¿A quien esperaban?, nada menos que al Capo Ruso Maksim Steklov, ¿con que motivo?, el mas probable seria meterle una bala entre los ojos y terminar con un parasito menos, pero lo curioso aqui es que ninguno de esos hombres pertenece a una mafia, son asesinos a sueldo, contratados quizá por otro Capos como Angelus Citta o Wade Harbin.
Los minutos transcurren y las calles comienzan a despejarse de la niebla, el auto de Maksim parece acercarse y aquellos hombres se preparan, saben que, de cumplir su objetivo la paga sera cuantiosa, y de fallar, bueno, habrán dos cuerpos mas en el cementerio, su jefe no se anda con rodeos..
Angelus Citta- •Don de mafia•
- Envíos : 2986
Ficha "X"
Arma: -Luger, Beretta, daga con empuñadur de jade.. y demas
Especialidad: -Tiro libre y combate sin armas
Re: ¿Buscando Problemas?
Durante toda la noche anterior había estado preparándome a mi y a mis hombres para la cita. Era obvio que las cosas iban a ponerse tremendamente mal por lo que había que idear la mejor forma de mantenerme con vida. Si pensaban que iba a ir desprotegido, vaya que estaban mal de la cabeza.
Ya había caído la noche cuando aún me encontraba reunido con mis hombres, predisponiendo la forma en que estaría organizada mi guardia. No dejaría un solo cabo suelto y por supuesto, no sería presa fácil. Mi vida siempre estaba en peligro y más a sabiendas que era un evidente obstáculo para cualquiera de las otras mafias. Ya sabía un poco de Angelus Citta, por dar un ejemplo, era una mujer caprichosa que no se daba por vencida hasta conseguir lo que quería. No obstante, yo también era precavido y para nada iba a dejar que esa perra me viera tendido en el suelo derrotado. Más bien sería yo la que la mirara arrodillada rogando por su vida… o por la de sus seres queridos.
Ni siquiera había ido a dormir, la situación era bastante tensa y aún rondaba en mi cabeza si sería cierto que sabían esa información que yo tanto quería. Hacía años que quería saber quien había sido el maldito que había acabado con la vida de mi esposa esa noche en el casino. Los recuerdos eran borrosos y yo apenas había podido reaccionar. En mi mente seguía fresca únicamente esa parte en la que Amanda cayó de espaldas con la mirada fría y perdida, con la luz de sus ojos opacándose poco a poco. El asesino parecía
sonreír y llevaba la pistola en la mano apuntando donde antes se hallara de pie Amanda. Me juré a mi mismo en ese momento recordar de por vida su repugnante rostro y acabar con él en el momento más conveniente. Ese día, un disparo en la pierna me hacía perder la conciencia y la concentración como para devolverle la agresión.
¿En serio sabían quien era él y en dónde podría encontrarlo? Todo parecía demasiado fácil y maravilloso como para que pudiera ser verdad. Parecía una táctica fácil para emboscarme y darme muerte, sin embargo yo estaría listo por si todo era una trampa. Antes del alba, un par de horas a la cita fijada había movilizado a algunos de mis hombres para cubrirme en caso de ataque. En los edificios contiguos había acomodado a varios francotiradores que no dudarían en dispararles en la cabeza a la menor señal de hostilidad.
Sin haber dormido ni una pizca me puse debajo del traje mi chaleco antibalas y mis AMT Hardballers a los costados. Nunca se podría saber a que grado las cosas podrían salirse de control y pudieran ser necesarias. Un simple disparo de esas preciosuras causaban un enorme boquete en el cráneo y la fuerza era tal, que el cuerpo de la víctima era disparado para atrás de forma violenta. Mis hombres hicieron lo mismo, escoltándome no menos de cuatro hombres cargados hasta los dientes con AK 47. Al fin monté en mi auto blindado a la señal de los francotiradores que resguardaban pacientemente y mantenían observados a los sujetos que me darían la información. Con algo de aprensión miraba por la ventana del auto como no acercábamos a la cita del lugar. A unos cuantos metros del sitio acordado, mi auto se estacionó y dos de mis hombres salieron del auto a encontrarse con los tipos, el resto, se quedó dentro del auto hablándose vía radio con los francotiradores que tenían en la mira a mis pecurliares informantes. Yo en mi asiento, me limitaba a mirar.
- Debemos asegurarnos de que no cargan una sola arma. – le escuché decir a Ivan, uno de mis guardias a uno de los tipos. – De lo contrario la cosa se va a poner muy mal para ustedes. ¿O que creían que Maksim iba a aparecer así nada más?
Ambos escoltas soltaron una carcajada y mostraron sin reparo alguno las armas que llevaban debajo de las gabardinas.
- Así que sin juegos a menos que quieran que los dejemos como coladera. Ninguna información vale lo suficiente como para que la vida de Maksim corra peligro.
Ya había caído la noche cuando aún me encontraba reunido con mis hombres, predisponiendo la forma en que estaría organizada mi guardia. No dejaría un solo cabo suelto y por supuesto, no sería presa fácil. Mi vida siempre estaba en peligro y más a sabiendas que era un evidente obstáculo para cualquiera de las otras mafias. Ya sabía un poco de Angelus Citta, por dar un ejemplo, era una mujer caprichosa que no se daba por vencida hasta conseguir lo que quería. No obstante, yo también era precavido y para nada iba a dejar que esa perra me viera tendido en el suelo derrotado. Más bien sería yo la que la mirara arrodillada rogando por su vida… o por la de sus seres queridos.
Ni siquiera había ido a dormir, la situación era bastante tensa y aún rondaba en mi cabeza si sería cierto que sabían esa información que yo tanto quería. Hacía años que quería saber quien había sido el maldito que había acabado con la vida de mi esposa esa noche en el casino. Los recuerdos eran borrosos y yo apenas había podido reaccionar. En mi mente seguía fresca únicamente esa parte en la que Amanda cayó de espaldas con la mirada fría y perdida, con la luz de sus ojos opacándose poco a poco. El asesino parecía
sonreír y llevaba la pistola en la mano apuntando donde antes se hallara de pie Amanda. Me juré a mi mismo en ese momento recordar de por vida su repugnante rostro y acabar con él en el momento más conveniente. Ese día, un disparo en la pierna me hacía perder la conciencia y la concentración como para devolverle la agresión.
¿En serio sabían quien era él y en dónde podría encontrarlo? Todo parecía demasiado fácil y maravilloso como para que pudiera ser verdad. Parecía una táctica fácil para emboscarme y darme muerte, sin embargo yo estaría listo por si todo era una trampa. Antes del alba, un par de horas a la cita fijada había movilizado a algunos de mis hombres para cubrirme en caso de ataque. En los edificios contiguos había acomodado a varios francotiradores que no dudarían en dispararles en la cabeza a la menor señal de hostilidad.
Sin haber dormido ni una pizca me puse debajo del traje mi chaleco antibalas y mis AMT Hardballers a los costados. Nunca se podría saber a que grado las cosas podrían salirse de control y pudieran ser necesarias. Un simple disparo de esas preciosuras causaban un enorme boquete en el cráneo y la fuerza era tal, que el cuerpo de la víctima era disparado para atrás de forma violenta. Mis hombres hicieron lo mismo, escoltándome no menos de cuatro hombres cargados hasta los dientes con AK 47. Al fin monté en mi auto blindado a la señal de los francotiradores que resguardaban pacientemente y mantenían observados a los sujetos que me darían la información. Con algo de aprensión miraba por la ventana del auto como no acercábamos a la cita del lugar. A unos cuantos metros del sitio acordado, mi auto se estacionó y dos de mis hombres salieron del auto a encontrarse con los tipos, el resto, se quedó dentro del auto hablándose vía radio con los francotiradores que tenían en la mira a mis pecurliares informantes. Yo en mi asiento, me limitaba a mirar.
- Debemos asegurarnos de que no cargan una sola arma. – le escuché decir a Ivan, uno de mis guardias a uno de los tipos. – De lo contrario la cosa se va a poner muy mal para ustedes. ¿O que creían que Maksim iba a aparecer así nada más?
Ambos escoltas soltaron una carcajada y mostraron sin reparo alguno las armas que llevaban debajo de las gabardinas.
- Así que sin juegos a menos que quieran que los dejemos como coladera. Ninguna información vale lo suficiente como para que la vida de Maksim corra peligro.
Maksim Steklov- •Don de mafia•
- Envíos : 42
Ficha "X"
Arma: AMT Hardballers
Especialidad: -
Re: ¿Buscando Problemas?
El revuelo de hombres solamente arrancó una risa burlona a Stefan, el pelirrojo, el cual, sin inmutarse, terminó de fumar con parsimonia el fino puro italiano que tenia entre los labios, mientras el otro, Jonas, llevaba una mano debajo de la gabardina, provocando la tension de todos los guardias de Steklov
Jonás: -Quietos perros!, ¿acaso le temen a un.. encendedor?-
susurro con socarronería, sacando del bolsillo interno de la chaqueta, una cajetilla de Lucky Strike y un zippo color bronce, con un relieve de la bandera Norteamericana; el hombre encendió el cigarro, guardo el encendedor y casi con descaró, le dirigió una mirada inquisitiva a su compañero, el cual justo en esos momentos daba la última calada a su puro
Stefan: -Des porcs russes, sans ses armes ils ne sont plus que des bâtards cibardes-
El hombre se puso de pie y sacudió su gabardina, acto seguido se dirigió al guarura principal, Ivan, y con un chasquido de lengua, le entregó la unica arma que llevaba, una 9 mm con solo una bala
Stefan: -¿Que puedo decir?, hubo algo de accion esta mañana-
Se encogió de hombros y dio media vuelta, mirando a su alrededor, contabilizando, como quien no quiere la cosa, el número de hombres que este ruso habia traid consigo
Stefan: -Jo, que halagado me siento, Maksim!, un pequeño ejército para tan solo un par de peones-
Plantandose frente a los guardias, con una mirada que no admitía réplicas, sostuvo a la altura de sus narices un sobre tamaño oficio y enarcó una ceja mientras su compañero, Jonás, dirigía una rápida mirada a su izquierda, donde el tenue resplandor de una mira laser se hizo presente
Stefan: -Ahora, si no les molesta, DEBO hablar con su jefe-
Siseo de forma imperante, apartando al ruso y caminando hacia el auto, mientras Jonás permanecia en la retaguardia, esperando
Jonás: -Quietos perros!, ¿acaso le temen a un.. encendedor?-
susurro con socarronería, sacando del bolsillo interno de la chaqueta, una cajetilla de Lucky Strike y un zippo color bronce, con un relieve de la bandera Norteamericana; el hombre encendió el cigarro, guardo el encendedor y casi con descaró, le dirigió una mirada inquisitiva a su compañero, el cual justo en esos momentos daba la última calada a su puro
Stefan: -Des porcs russes, sans ses armes ils ne sont plus que des bâtards cibardes-
El hombre se puso de pie y sacudió su gabardina, acto seguido se dirigió al guarura principal, Ivan, y con un chasquido de lengua, le entregó la unica arma que llevaba, una 9 mm con solo una bala
Stefan: -¿Que puedo decir?, hubo algo de accion esta mañana-
Se encogió de hombros y dio media vuelta, mirando a su alrededor, contabilizando, como quien no quiere la cosa, el número de hombres que este ruso habia traid consigo
Stefan: -Jo, que halagado me siento, Maksim!, un pequeño ejército para tan solo un par de peones-
Plantandose frente a los guardias, con una mirada que no admitía réplicas, sostuvo a la altura de sus narices un sobre tamaño oficio y enarcó una ceja mientras su compañero, Jonás, dirigía una rápida mirada a su izquierda, donde el tenue resplandor de una mira laser se hizo presente
Stefan: -Ahora, si no les molesta, DEBO hablar con su jefe-
Siseo de forma imperante, apartando al ruso y caminando hacia el auto, mientras Jonás permanecia en la retaguardia, esperando
Angelus Citta- •Don de mafia•
- Envíos : 2986
Ficha "X"
Arma: -Luger, Beretta, daga con empuñadur de jade.. y demas
Especialidad: -Tiro libre y combate sin armas
Re: ¿Buscando Problemas?
Ivan frunció el ceño y luego le lanzó una mirada cómplice a su compañero. Yo desde mi sitio permanecía tenso, tratando de calcular la situación en dado caso que las cosas se pusieran bastante mal. Sin embargo, mi necesidad de cobrar por mi propia mano la vida de quien había tomado la de mi esposa estaba carcomiéndome. ¿Valía la pena arriesgarse?
- Registra bien a estos imbéciles. – ordeno Ivan a su compañero con una sonrisa de suficiencia. – Yo no me fio de nadie que tenga el más mísero acento italiano. Para mí todos son una porquería que debería morir.
El otro escolta a la orden de Ivan empezó a catearlo minuciosamente, sin importarle meter la mano en sitios que para cualquiera parecerían incómodos. Era de saberse que para matar se recurrían a técnicas de lo más descabelladas y creativas.
- No tienen más armas. – dijo al fin después del peculiar cateo. Ivan sostuvo la pistola entre sus manos y se la metió en la espalda, atorándola con el cinturón del pantalón.
- Al parecer no quieren jugar sucio, pero soy muy necio, así que los estaré vigilando muy de cerca… - Ivan se le pegó a la cara a Stefan y sonrió. – Mira que ganas no me faltan de hacerte estallar la cabeza. – Lentamente se apartó y miró el sobre. - ¿Eso es todo lo que piensan entregarle a Maksim? De acuerdo…
Con otra señal, Ivan envió al otro escolta hasta mi auto. Yo, por mi parte bajé la ventanilla para poder escucharlo mejor.
- Al parecer no portan más armas pero de cualquier modo estaremos cuidándole la espalda. Ivan me insistió en quedarse a su lado durante su negociación.
- Sí, le dejaré estar más cerca que los otros. – respondí. - No pienso quedarme a solas con ninguno de los dos. No voy a arriesgarme sólo por un poco de información.
Abrí la portezuela de atrás y en seguida el resto de la escolta salió a resguardarme. Me puse un sombrero para cubrirme la cabeza
debido al intenso frío que azotaba el lugar. Me llevé las manos instintivamente hacia los costados, corroborando que las Hardballers seguían en su lugar, aguardando por un poco de acción. Detrás de mi se posicionaron dos escoltas más y otro delante junto con el otro que me había llamado. Empecé a andar elegantemente hacia ellos, mirándolos ansiosamente, como si quisiera ver a través de sus cráneos y descubrir si todo esto era sólo un pretexto para burlarse de mí. Al llegar frente a ellos los miré con petulancia mirando el sobre. Atentamente miré sobre sus cabezas el ligero brillo rojizo de las mirillas de los francotiradores. De reojo, el resto de los escoltas miraban a mi alrededor buscando quizás a otros elementos inesperados que trataran de emboscarnos por detrás.
Más no Ivan. Él seguía atento a los movimientos de los dos sujetos portando con decisión la AK 47, con el dedo listo en el gatillo.
- Bien, ¿Qué tienen para mí. – pregunté con tono neutro y sin mostrar entusiasmo alguno, recorriendo mi mirada en ambos sujetos, atento a sus movimientos y reacciones; en el sobre que llevaban en las manos... – Me imagino que no me proporcionarán esto de forma gratuita, ¿no es cierto? Negocios son negocios.
- Registra bien a estos imbéciles. – ordeno Ivan a su compañero con una sonrisa de suficiencia. – Yo no me fio de nadie que tenga el más mísero acento italiano. Para mí todos son una porquería que debería morir.
El otro escolta a la orden de Ivan empezó a catearlo minuciosamente, sin importarle meter la mano en sitios que para cualquiera parecerían incómodos. Era de saberse que para matar se recurrían a técnicas de lo más descabelladas y creativas.
- No tienen más armas. – dijo al fin después del peculiar cateo. Ivan sostuvo la pistola entre sus manos y se la metió en la espalda, atorándola con el cinturón del pantalón.
- Al parecer no quieren jugar sucio, pero soy muy necio, así que los estaré vigilando muy de cerca… - Ivan se le pegó a la cara a Stefan y sonrió. – Mira que ganas no me faltan de hacerte estallar la cabeza. – Lentamente se apartó y miró el sobre. - ¿Eso es todo lo que piensan entregarle a Maksim? De acuerdo…
Con otra señal, Ivan envió al otro escolta hasta mi auto. Yo, por mi parte bajé la ventanilla para poder escucharlo mejor.
- Al parecer no portan más armas pero de cualquier modo estaremos cuidándole la espalda. Ivan me insistió en quedarse a su lado durante su negociación.
- Sí, le dejaré estar más cerca que los otros. – respondí. - No pienso quedarme a solas con ninguno de los dos. No voy a arriesgarme sólo por un poco de información.
Abrí la portezuela de atrás y en seguida el resto de la escolta salió a resguardarme. Me puse un sombrero para cubrirme la cabeza
debido al intenso frío que azotaba el lugar. Me llevé las manos instintivamente hacia los costados, corroborando que las Hardballers seguían en su lugar, aguardando por un poco de acción. Detrás de mi se posicionaron dos escoltas más y otro delante junto con el otro que me había llamado. Empecé a andar elegantemente hacia ellos, mirándolos ansiosamente, como si quisiera ver a través de sus cráneos y descubrir si todo esto era sólo un pretexto para burlarse de mí. Al llegar frente a ellos los miré con petulancia mirando el sobre. Atentamente miré sobre sus cabezas el ligero brillo rojizo de las mirillas de los francotiradores. De reojo, el resto de los escoltas miraban a mi alrededor buscando quizás a otros elementos inesperados que trataran de emboscarnos por detrás.
Más no Ivan. Él seguía atento a los movimientos de los dos sujetos portando con decisión la AK 47, con el dedo listo en el gatillo.
- Bien, ¿Qué tienen para mí. – pregunté con tono neutro y sin mostrar entusiasmo alguno, recorriendo mi mirada en ambos sujetos, atento a sus movimientos y reacciones; en el sobre que llevaban en las manos... – Me imagino que no me proporcionarán esto de forma gratuita, ¿no es cierto? Negocios son negocios.
Maksim Steklov- •Don de mafia•
- Envíos : 42
Ficha "X"
Arma: AMT Hardballers
Especialidad: -
Re: ¿Buscando Problemas?
Stefan unicamente escupio sangre y sin inmutarse, se adelantó hasta donde se hallaba Maksim, tendiendo el sobre y riendo entre dientes, mientras el ruido de un motor modificado se dehaba escuchar, muy cerca de donde se hallaban
Stefan: -Alguien ahi arriba aun te quiere, Steklov; buscalo, Jean Jacques duMarc, el fue el asesino a sueldo.. Si lo encuentras a el, hallaras al que mato a tu mujer-
Con la misma se dio media vuelta y a unos pasos, se detuvo y chasqueo la lengua, riendo y girando el rostro mientras un hermoso Aston Martin se acercaba a toda velocidad
Stefan: -Agradece a la signorina Citta por esta información-
Jonás ya se hallaba en el auto, para cuando Stefan abordó, una melena pelirroja se dejo entrever al volante; el auto salio de ahi sin problema alguno, habia sido solo un pequeño movimiento para calar las fuerzas rusas, y por lo visto, eran demasiadas..
Offrol: POr decision unánime, bienvenido Maksim Steklov, ahora eres el capo Ruso, ya te doy rango.
Stefan: -Alguien ahi arriba aun te quiere, Steklov; buscalo, Jean Jacques duMarc, el fue el asesino a sueldo.. Si lo encuentras a el, hallaras al que mato a tu mujer-
Con la misma se dio media vuelta y a unos pasos, se detuvo y chasqueo la lengua, riendo y girando el rostro mientras un hermoso Aston Martin se acercaba a toda velocidad
Stefan: -Agradece a la signorina Citta por esta información-
Jonás ya se hallaba en el auto, para cuando Stefan abordó, una melena pelirroja se dejo entrever al volante; el auto salio de ahi sin problema alguno, habia sido solo un pequeño movimiento para calar las fuerzas rusas, y por lo visto, eran demasiadas..
Offrol: POr decision unánime, bienvenido Maksim Steklov, ahora eres el capo Ruso, ya te doy rango.
Angelus Citta- •Don de mafia•
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Arma: -Luger, Beretta, daga con empuñadur de jade.. y demas
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