Apartamento de Zinaida Oleg (Bajo protección Italiana...)

-¿Zinaida?- llamé apenas entré al departamento... Nada, silencio solamente, -Esta chica... ¿Que voy a hacer con ella?- sonreí levemente y caminpe a la barra de la cocina, tome una pluma y papel y le deje una nota

Monina:

Tengo que abandonar Londres por el fin de semana, asuntos urgentes me reclaman en América... Cuando regrese iremos a celebrar... Besos y no olvides jamás a tus guardaespaldas... Franco y Piero son los mejores...

Giancarlo...

Deje la nota en la barra y salí del departamento..." Un fin de semana fuera... ¿Habrá muerto Angelus a mi regreso, o sera cierto que hierba mala nunca muere?" pensé sonriente



FdR: Monina = Cariño mío en ruso, cualquier duda, lean Ana Karerina o Los Endemoniados de Dostoievsky... xD

Llegué a casa cansadisima, los guardaespaldas quedaron el la puerta. Llegaría ya Giancarlo? Tenía tantas ganas de verlo...
Fuí a la cocina y encontré la nota. Me enfadé muchisimo! Quería verlo y quería verlo ya! Salí de la cocina echa una furia, me diriji a la habitación y me arrojé a la cama. Me puse a llorar, sabía que no debia enfadarme, que era una caprichosa, pero no lo podía evitar.

Me dolian los ojos de tanto llorar, no sabía que hacer. Me incorporé, me iria a dar una vuelta. No... eso de andar con guardaespaldas me agobiaba. Me fui al baño y me di una ducha

Salí y me puse unos pantalones pitillo negro y una camisa blanca. Me peiné y salí con mis guardaespaldas.

Llegué echa una fiera, estaba furiosa. Pero que se creia esa? La reina del mundo? Le daría una lección...

-Mierda, mierdaaa!!-grité desesperada.- Me senté en el sofá- Amor mio, más vale que tengas una buena excusa

-Ummm... Tengo una idea...Piero!!-grité
-Si señora Oleg-dijo al tiempo que hacia una reverencia.
-Busca imformacion sobre Friedrich Hënzel-me levanté-y azlo en un tiempo recor si no quieres que me enfade.
-Ahora mismo señora-y salio corriendo

Me puse a dar vueltas, a los 25 minutos volvio Piero.

-Lo hemos encontrado.
-Llevarme a su casa.

Sali con los dos hacia casa de friedrich

Llegué al apartamento totalmente agotado...
-Malditos americanos!- exclamé antes de arrojar el abrigo al sofá, -Zinaida!...- llamé sin obtener respuesta, -Zinaida!!- volvi a llamar, suybiendo las escaleras hacia la recáamara... Ni rastros de ella... -¿Donde demonios estará?- susurré, tomando el móvil y llamando a Piero, su guardaespaldas
-¿Piero?-
-¿Señor Citta?-
-¿Donde demonios está Zinaida???-
-La señoprita Oleg está con una... amiga- Acto seguido me dio la dirección, suspiré y me meti a la ducha

Llegué a casa con el brazo colgando, me dolía una barbaridad.

-Cariño? Estás haí?- me senté en el sofá sollozando.

Sali de la ducha al escuchar la voz de Zinaida, me puse los pantalones y sali a recibirla
-¿Zinaida?- murmuré, -¿Que tienes preciosa?- me acerqué a ella al verla llorando

-Esa bruta...-me abrazé a él.-Yo iba a hablar con él... se pusieron a hablar... -no podía seguir, me dolía demasiado.

La miré extrañado
-Cariño... ¿Que sucedió?- pregunté, en el mismo tono que usaba con ella, dulce y tranquilo, -Cuentame...- la abracé con suavidad

-Yo... yo... fui a ver a Liliht y... no nos caimos bien..- mi expresión cambió, me había acorddo de nuestra combersación, me deshice del abrazo- que tienes con ella?- mi voz era fría.

-¿Lilith?- murmuré extrañado y una falsa sonrisa de descopncierto apareció en mi rostro, -Nada cariño, ¿que tendria yo con Lilith Argelli?- me encogí de hombros, -Solo dirigimos la mafia italiana juntos, no mas...- la miré fijamente, -¿Que hacias tu con ella?- mi voz cambió y se volvió autoritaria, -Te dije que te mantuvieras alejada de ella-

-Yo...-me sentía culpable por desobedecerle- me aburria... y... quería conocerla... pero... me preguntó por ti, me enfadé... no deví enfadarme, me quité el móvil y me echo.- me eché a llorar otra vez.- teniais algo!-grité, no podía ver con claridad.

Suspiré y le di la espalda, aquella chiquilla era bastante perspicaz
-Zinaida... Si, Lilith y yo tuvimos algo...- susurré, -Su padre creyó que sería un buen partido para su hija- me encogí de hombros, -Eso fue antes de conocerte Zinaida...- la miré, clavando mis profundos ojos verdes en los suyos

Aquellos ojos... Cuanto lo quería!.

-Te creo susurré-me toqué el brazo roto.- Siempre te creeré. Yo... Fuí a casa del alemán para que... para que le hiciera algo a Lilight... Se pusierona hablar... me enteré de algo muy personal... y la bruta de su novía me pegó. Bueno... yo le pegué primero, pero por que ella estorbaba, perdoname.

Sonreí ampliamente
-Creo que es hora de que te enseñe a defenderte- susurré, -No estaré toda la vida cuidandote- dije con dulzura mientras me ponía la camisa, -Ahora, ¿pr que no eres una buena chica y haces reservaciones en el restaurante que prefieras?- la miré de reojo, -Te llevaré a cenar esta noche, asi que ponte hermosa- me calcé los zapatos y me dirigí a la puerta, -Hasta la noche- le guiñé el ojo y sali del apartamento

Me sorbí los mocos y me limpié las lágrimas. Llamé a Franco.

-Nos vamos al hospital, y rápido que no tengo tiempo.
-Si señora.

Llegué a casa feliz, aun me dolía el brazo pero no me importaba esta con Giancarlo era el mejor remedio. Me metí en la bañera y empezé a cantar. Lo había echado mucho de menos.

Salí de la bañera, me envolví en una toalla, abrí el armario y saqué un vestido rojo carmín. Era con el que nos habíamos conocído. Me lo puse, me seguía llegando a los pies, lo tendría que llevar a areglar. Me bajé un poco el escote. Sonreí. Cojí los zapatos de punta fina rojos y me los puse, que le parecería a Giancarlo? Fuí a la cocina y coji un trozo de chocolate. Me miré al espejo, maldita bruja!, este ieso quedaba fatal! cojí un bolso rojo a juego con los zapatos y me puse a esperarlo.

Pasaban las horas y Giancarlo no daba aparecido. Solo quedaba media hora para las 2 de la mañana. Empezé a desesperarme. Lo llamé al móvil pero no cojía. Empezé a dar vueltas y a cabilar... donde estaría? Estaría con esa Italiana? M senté en el sofá y empezé a llorar. Sabía que m edesmaquillaría pero no me importaba, estaba rota. Empezé a tirarme del pelo y a desgarrarme la ropa. Me sentía sola, tremendamente sola. No tenía a nadie, echaba de menos a mi madre... Me saqué los zapatos, miré es vestido, estaba todo roto, iría para la basura, me pasé la mano por el pelo, estaba enredado y lleno de nudos. Las lágrimas seguian rodando por mis mejillas. Fuí a la cocina y cojí un cuchillo, sería fácil dejar este mundo, al fin y al cabo nadie me necesitaba... Me quedé de pie con el cuchillo en la mano, pensando cuál sería la forma más rápida de dejar este asqueroso mundo.

Giancarlo... Su imagen cruzó mi mente, me caí de rodillas.

-Te quiero...-susurré, la sangre ma daba pánico, nunca la soportara, pero era lo que había. Cojí el cuchillo y me corté las venas, no emití ningún sonido, la sangre manchó el suelo y el vestido, no importaba total, estaba roto y era rojo, sonreí.-Todo es culpa tuya Giancarlo...Te odio.-acto seguido me desmallé.

Pasaba por la calle.Entonces,oyó un ruido,se giró extrañado...
-Qué...?-murmuró mirando el edificio,no era muy alto,un escalofrío le recorrió la médula.
Se dió la vuelta,dudaba si entrar o no....después de todo,aquel grito no iba nada con el.Siguió caminando y fué dejando el edificio atrás,la duda le martilleaba demasiado.Volvió corriendo.En una de las ventanas se veía una figura,o eso creía...
-Un,dos,tres...-contó en bajo-tercer piso.
Entró al edificio y preguntó quien se encontraba en el tercero.
-Zinaida Oleg-contestó la recepcionista.
Sin permitirse uan sola pregunta más subio corriendo al tercero.
Los guardias habían desaparecido de la puerta...que raro...pensó al instante,un edificio de protección italiana,aun así derribó la puerta para encontrarse a una cvhica tirada en el suelo.Se acercó corriendo,se había intentado suicidar.
La tomó en brazos y la tumbó en el sofá,con rapidez le hizo un torniquete y salió con ela al hospital,necesitaba atención médica rápido,no la iba a dejar morir.

Llegamos a mi casa, abrí la puerta y entramos. Seguía todo lleno de sangre, recordé los momentos que pasara con Giancarlo, contube las lágrimas.

-Gra-gracias por acompañarme, sientate-miré como se sentaba.-Voy a limpiar esto... y ha cambiarme.

Empezé a fregar y limpiar.